LA FAROLA DE MI CALLE
La farola de
mi calle
tiene ardiendo la cabeza;
pero luce esbelto talle
y una altura de princesa,
que la aleja de la gente
que roza sus pies a penas.
La farola de mi calle
sueña con ser una estrella
porque se duerme de día
y de noche se despierta;
pero no puede moverse
ni despegar de la tierra.
La farola ya no alumbra,
tiene rota la cabeza.
Le han pegado una pedrada
y le han abierto una brecha.
Ya sólo exhibe un alambre
dorado como sesera.
Hay quienes, como farolas,
sueñan con volverse estrellas,
pero, inmóviles, no pueden
despegarse de la tierra,
y sólo brillan de noche,
cuando nadie los contempla.
Su brillo es sólo artificio,
cosa de la luz eléctrica.
Dependen de interruptores,
de cables y de potencias.
Si los miras, sólo tienen
alambres en la cabeza.
tiene ardiendo la cabeza;
pero luce esbelto talle
y una altura de princesa,
que la aleja de la gente
que roza sus pies a penas.
La farola de mi calle
sueña con ser una estrella
porque se duerme de día
y de noche se despierta;
pero no puede moverse
ni despegar de la tierra.
La farola ya no alumbra,
tiene rota la cabeza.
Le han pegado una pedrada
y le han abierto una brecha.
Ya sólo exhibe un alambre
dorado como sesera.
Hay quienes, como farolas,
sueñan con volverse estrellas,
pero, inmóviles, no pueden
despegarse de la tierra,
y sólo brillan de noche,
cuando nadie los contempla.
Su brillo es sólo artificio,
cosa de la luz eléctrica.
Dependen de interruptores,
de cables y de potencias.
Si los miras, sólo tienen
alambres en la cabeza.