NOTA DE NAVEGACIÓN

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17 de febrero de 2018

ENTR. 140 > PAPELES DE MI BARGUEÑO _6: El sello de Salomón en la Abadía del Sacro-Monte.



Arquería de la explanada principal de la Abadía donde ya aparece,
aunque un poco deteriorado,  el "Sello de Salomón" como emblema de la Institución.

Con frecuencia los visitantes de la Abadía del Sacro-Monte de Granada preguntan, no sin cara de sorpresa y hasta con algo de desconcierto, el por qué de la presencia de la denominada “Estrella de David” en estas vetustas construcciones. Quisiera que este breve texto sirviera de respuesta documentada a dichas preguntas.


En primer lugar hay que descartar cualquier relación intencionada con el sionismo y el actual Estado de Israel. Movimiento, el primero, que se formó en Europa Central y del Este a finales del siglo XIX, tres siglos después de la fundación de la Abadía, y Estado, el segundo, que inició su existencia en 1948, en el centro de cuya bandera aparece dicha estrella.

Entre los famosos Libros Plúmbeos descubiertos en este Sacro-Monte, cuya autoría atribuimos hoy con relativa certeza a moriscos y cristianos viejos de finales del siglo XVI, aparece uno dedicado, precisamente, al Sello de Salomón, que porta el título siguiente: “Libro de la Historia del Sello de Salomón. Historia del Sello del profeta Salomón, hijo de David, y de sus misterios, según Santa María Virgen. Escrito por Cecilio Ebnelradí, discípulo de Santiago.” 

El propio libro se autositúa en el siglo primero, y se dice escrito por san Cecilio, uno de los Varones Apostólicos, discípulo del Apóstol Santiago; pero en realidad es de finales del siglo XVI, y lo que hace es recoger una leyenda relativa al sello de Salomón, que circulaba en occidente durante la Edad Media, aunque los orígenes de la ésta son muy anteriores. Este libro comienza así: "Nuestro Maestro Santiago hizo una pregunta a Santa María, la Virgen, y nosotros escribimos esta historia que él nos contó y nos mandó escribir en este libro. ¿Por qué pusiste este sello en el libro titulado Sobre a Certificación del Evangelio? [...] Y respondió: Si supieras la enorme cantidad de gracia de Dios que hay en él, andarías con él sobre el mar y no te hundirías, y te proporcionaría un poder inmenso. En él, como en un arca, se encierra la sabiduría y la ciencia de Salomón, el profeta de Dios, hijo de David. Se trata del mismísimo sello que Dios le donó, con el que le bendijo para siempre. Habiendo llegado Salomón a la edad adulta, dirigió a Dios esta plegaria: Dame, oh Dios, el hábito de las virtudes, nunca antes a nadie concedido, dame una ciencia pura, y enséñame con sabiduría. El fue escuchado por el Señor, su Dios, y le dio el anillo con los signos que contiene, y en él estaba la sabiduría misteriosa, y por medio de él le confió y le afianzó en su Reino."

Aunque al hexagrama se le conoce hoy con el nombre de Estrella de David y se asocia normal y exclusivamente al judaísmo, en sus orígenes fue un símbolo cosmológico romano, que progresivamente fue adquiriendo connotaciones religiosas y mágicas, utilizado sin exclusivismos por diferentes religiones y pueblos antiguos para protegerse de las fuerzas del mal. Su forma de estrella formada por dos triángulos tiene múltiples poderes, los cuales se potencian cuando dicha estrella está dentro de un círculo. Por su carácter abstracto, no figurativo, conectado, además, con el mundo sideral, y su integridad geométrica, hacen de este Sello un símbolo universal. Junto con la estrella de cinco puntas o pentagrama, que es de origen mucho más antiguo, el hexagrama representa el desarrollo, por ejemplo, de las matemáticas y la geometría por parte de los griegos y sus sucesores en toda la zona mediterránea.

De ahí que surgiera la leyenda que refiere que el rey Salomón controlaba a los demonios por medio de un sello anular especial, recibido de Dios mismo. El que se les llame sellos tiene que ver con la idea de que la persona se sella a sí misma con estos signos para protegerse de los espíritus dañinos. Como reza el Cantar de los Cantares (8,6); “ponme como sello en tu corazón.”

El rey Salomón, hijo del rey David, hizo de Jerusalén, cuyo nombre original en hebreo, Shalem ,viene de Shalón (paz), la ciudad de la justicia y de la paz. Su nombre refleja el nombre original de la ciudad, Salem. 

La leyenda dice que a Salomón, con el anillo portador de tan extraordinario sello, Dios le otorgó sabiduría y conocimiento, lo que normalmente significa un buen gobierno, la facultad de distinguir moralmente entre el bien y el mal, y una comprensión total del universo. “He aquí que he hecho conforme a tu palabra, dándote un corazón sabio y comprensivo de modo que nadie hubo como tú antes que tú, ni habrá otro como tú después de ti” se dice en el Libro de los Reyes (Reyes I, 3:12).

La mencionada leyenda es común al judaísmo, al cristianismo y al Islam. Este sello, que tiene su base en el suelo y cuyo ápice llega al cielo, simboliza la armonía de los elementos opuestos; su significado es a un tiempo múltiple y pluricultural. Refleja el orden cósmico, los cielos, el movimiento de las estrellas en sus esferas propias, y el flujo perpetuo que se establece entre el cielo y la tierra, entre los elementos aire y fuego. El Sello, por lo tanto, simboliza la sabiduría sobrehumana y el gobierno por gracia divina.

Se encuentran reproducciones judías y cristianas del hexagrama, junto a otros motivos decorativos, desde épocas antiguas, y, más tarde, en el arte islámico. El hexagrama (estrella de seis puntas), asociado al rey David, convivió con el pentagrama (estrella de cinco puntas), asociado a su vez exclusivamente al rey Salomón. Ambos símbolos aparecen por primera vez en mezuzot mágicas (rollos con pasajes bíblicos que los judíos ponían en las jambas de las puertas) y, posteriormente, en distintos talismanes. 

Ya en siglo XIII, de copias de la Biblia efectuadas en países islámicos el motivo salomónico pasó a manuscritos hebreos en Alemania y España. En nuestro país, hasta el siglo XIII los judíos conocían el hexagrama con el nombre de Sello del rey Salomón; del XIII al XV, se utilizaron ambos nombres indistintamente. Sólo en un momento posterior la estrella de seis puntas se impondría como Estrella de David en las comunidades askenazitas, mientras que la denominación de Sello del rey Salomón quedó reducida sólo al pentagrama o estrella de cinco puntas.

Durante el dominio turco de Jerusalén, luego de la caída de los Cruzados, concretamente en el año 1536, el sultán Solimán, poeta y favorecedor de las artes y de las ciencias, a la par que gran legislador, conocido en Occidente como el Magnifico y entre los musulmanes como el Justo, ordenó efectuar amplios trabajos de remodelación en el Monte del Templo y convirtió en mezquita la iglesia que se había construido en tiempos de los cruzados. Con este gesto Solimán, que no estaba exento de una conciencia e intencionalidad mesiánicas, establecía una referencia y un pretendido vínculo al rey Salomón, y, de paso, con Jesucristo, descendiente también de David. Con el fin de proteger la ciudad mandó construir unas murallas en derredor de la ciudad santa, en las que aparecen piedras decoradas con hexagramas o Estrellas de Salomón (conocidas como Khatam Suleimán por los musulmanes, y como Jatam Shlomó por los judíos). 

No sabemos si los autores de los Libros Plúmbeos, descubiertos a finales del siglo XVI (1595…) y, por tanto, escritos en la o las décadas precedentes, conocían el parecido intento del sultán Solimán al grabar este Sello en las murallas de Jerusalén, en 1536; pero no deja de ser sorprendente y bonita la coincidencia en el propósito común de la confluencia entre las religiones y los creyentes de las tres religiones monoteístas judíos, cristianos y musulmanes). Hoy diríamos que si no es posible el sincretismo religioso, sí al menos es necesaria y útil la convivencia y la colaboración entre todos, con todos los hombres y mujeres de buena voluntad, para hacer de este planeta un mundo mejor y una común casa de hermanos. Así lo pidió Jesucristo al Padre, primero para sus discípulos, pero que abarcaba en su deseo a todos los hombres y mujeres: “Padre, … que todos sean uno. Como Tú en mi y yo ti.” (Jn 17, 20-21)


LA ESTRELLA DE SALOMÓN COMO SÍMBOLO SACRO-MONTANO.

Con estos precedentes históricos, amén de la carga simbólica, religiosa y científica de la que es portador el hexagrama, a lo que hay que añadir el marchamo de autenticidad en cuanto a su sentido bíblico y origen divino que conferían a esta leyenda los Libros Plúmbeos sacro-montanos, no es de extrañar que el Arzobispo D. Pedro de Castro y sus colaboradores en la erección y fundación de la Abadía, eligieran el Sello de Salomón, con la cruz cristiana en el centro, como símbolo con el que identificar las proyectadas construcciones y como programa de las nuevas instituciones: la Iglesia para el culto a los mártires; el Seminario de teólogos y Colegio de Juristas, sede y vivero ambos de piedad y sabiduría; y la tarea misionera católica que se proponían emprender en Granada, en España y en todo el Reino, que incluía a las Américas.


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ALGUNAS MUESTRAS 

DEL DENOMINADO "SELLO DE SALOMÓN":


Sello de Salomón, piedra, siglo III-IV.
Sinagoga de Jirbet Shura, Galilea.
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Sello sobre una losa de mármol de una iglesia bizantina, 
Jirbet Sufa, norte del Néguev.
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Sello de Salomón de Anam Sharif, 
libro de oraciones y extractos del Corán, 
Imperio Otomano,  1761-1762
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Hexagrama sagrado hindú.
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Sellos que aparecen en los "Libros Plúmbeos" sacromontanos.
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Detalle de  una Capa pluvial existente en la Abadía.