LUNA VARADA
Mirando toda la noche
la luna estuvo a Granada,
pero se quedó dormida
al llegar la madrugada.
Marchadas ya las estrellas
y el céfiro en lontananza,
la luna, en medio del cielo,
quieta, no se despertaba.
Cuando el sol llegó a la Sierra
y vio a la luna varada
se ocultó tras una nube
para, así, no despertarla.
El sol, la luna, la nieve,
los cipreses, las campanas,
la Alhambra sobre dos ríos,
oro y espuma plateada,
espíritus con turbantes
en las almenas gastadas,
procesiones, incensarios,
fuentes, casas encaladas,
la luna arriba dormida,
una guitarra templada,
y el alma en el paraíso,
que eso es estar en Granada.