En medio de la mar,
la rosa
derramando al azul el terciopelo
de sus pétalos,
doradas mariposas,
que en plateada espuma
el viento hace volar.
El cielo,
vestido de algodón,
mira a la rosa,
de su naufragio apenas percatado,
y, de repente...,
una lluvia suave,
como lágrima al viento,
desciende mansamente
hasta el océano.
¡Pobre rosa atrapada por el piélago!
Ya no exhala perfume,
que el agua lo ha borrado,
ni puede presumir de terciopelo.
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