Te acercaste a mi vida de repente
en un atardecer de primavera,
cual sutil mariposa tempranera,
y mi néctar libaste dulcemente.
Tú saciaste mi sed de adolescente
en el agua que baña tu ribera,
y a corazón abierto, a mi manera,
te amé con toda el alma, locamente.
Tu rostro de doncella primoroso,
tesela del mosaico de mi historia,
lo llevo tan grabado en mi memoria
que estar contigo anhelo en el reposo
de una noche de luna y de ternura,
gozando en el edén de tu hermosura.
[19.09.17]