DECIDME UNA PALABRA.
Yo me he visto una vez
coleccionando estrellas,
donde el silencio es grito contenido
y el hoy es para siempre: sempiterno.
Yo me he visto rozando lo imposible,
con el alma sangrando, en carne viva,
casi atrapado al borde de la nada,
tan sólo alimentado de recuerdos.
Pero sentí la voz del nuevo día
y el canto de los pájaros al alba,
que anunciaban que todo renacía,
y quise regresar a las andadas.
Yo no sé ya si sigo en vuestras vidas,
o si vivo tan solo entre mis versos,
coleccionando pájaros de niebla
y haciendo remolinos con el viento.
Decidme solamente una palabra,
que evoque mi periplo entre vosotros,
a ver si el corazón se me despierta,
a ver si reconoce vuestro acento.
Si no es así, dejad que siga a solas
entretenido en el jardín del verso,
anclada para siempre mi memoria
en el ocre papel de mi cuaderno.