NOTA DE NAVEGACIÓN

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7 de diciembre de 2016

ENTR. 71 > NAVIDAD Y POESÍA _3: Madre y Virgen Inmaculada.

Segunda semana de Aviento.


MADRE Y VIRGEN INMACULADA.


    En estos días prenavideños [Adviento] quiero dedicar una loa entrañable a María de Nazaret, la Madre de Jesús. Sin ella no se entendería el Misterio de la Navidad. En la cueva de Belén la veremos con el divino Niño en sus brazos; pero antes lo tuvo nueve meses en su seno, cuando, permaneciendo Virgen, lo concibió por obra y gracia del Espíritu Santo. Pero la cosa empezó mucho antes. Sabemos, porque así se nos ha revelado, que María es Inmaculada [sin mácula, mancha o pecado en su alma] desde su concepción, pues, estando destinada a ser Madre de Dios, no podía ser de otra manera.

   "A María no tocó el pecado primero" [pecado original], como se puede leer en uno de los famosos Libros Plúmbeos [siglo XVI] de la Abadía del Sacro-Monte de Granada. Esta ciudad andaluza y española, con su entonces arzobispo D. Pedro de Castro, fue pionera, junto con Sevilla, en la defensa de este misterio mariano. Y de las manos y la gubia del artista granadino Alonso Cano salió una de las mejores tallas de la Inmaculada [1655], que hoy podemos contemplar.

   A María Inmaculada, Virgen y Madre, y a la talla que de ella realizó Alonso Cano, van dedicados estos dos poemas.
  
Inmaculada (Abadía del Sacro-Monte de Granada)



A LA INMACULADA


Y dijo Dios: hagamos una rosa
a imagen nuestra – en eternal premura -,
limpia como azucena, humilde y pura
como agua cristalina y primorosa.


Y la hizo Dios purísima y hermosa,
en gracia concebida, con ternura
de Virgen Madre y celestial figura,
de fino trazo y de color graciosa.

María de Nazaret es la doncella:
rosa, azucena, orquídea, clavellina,
violeta y nardo que todo perfuma.

Porque su corazón de Dios rezuma,
y es antorcha que irradia luz divina,
con profunda emoción brindo por ella.

                                                       





A LA INMACULADA DE ALONSO CANO


Queda en suspenso el aire. Por tocarte,
la brisa se detiene en tu figura,
Virgen de Alonso Cano, galanura
de Inmaculada. Hoy al contemplarte

la tarde se sublima y al besarte
un halo celestial la configura.
El alba por mirarte se apresura
a disipar la noche. Baluarte

de transfiguración esperanzada
para todos nosotros. Alborada
de lo divino y celestial quimera.

Etérea plasmación de lo infinito,
sublime colofón de la madera,
de la escultura irrepetible hito.


Inmaculada de Alonso Cano (Catedral de Granada)



La belleza del Ave María cantada por Pavarotti y la canción a la Virgen, en el recuerdo de los rezos de la infancia, cierran esta entrada.