¡¡¡PARAD LA GUERRA!!!
(Por los niños de Alepo, Siria)
Esos ojos abiertos, que miran apenados,
arrasados en lágrimas, heridos por el miedo,
esos ojos de espanto de los niños de Alepo,
esos, los llevo dentro.
Cuando estallan las bombas, se derrumban los techos
del hogar donde viven, cuando surgen lamentos
en medio de sus vidas apenas esbozadas,
con ellos estar quiero.
No preguntéis sus nombres, ni su status, ni credo,
esos niños son niños, inocentes y limpios,
a la esperanza abiertos, con un futuro incierto.
Esos niños son nuestros.
¿Por qué las garras crueles de fieras inhumanas,
mórbidas y sutiles, como siempre lo fueron,
hoy se ensañan con ellos, como antaño con otros
igualmente lo hicieron?
¿Qué interés escondido subyace en este juego
macabro de la guerra, feroz y despiadada,
que cercena la vida de tantos inocentes,
de los niños primero?
El poder y el dinero que ansían los ambiciosos,
sicarios del maligno, que adoran al becerro
de oro y atropellan sin ningún miramiento,
ni rubor, con desdeño.
Hoy quisiera decirles que paren esta guerra,
que su mano la pongan un instante en su pecho,
a ver si se despierta el amor al más débil,
el amor al pequeño.
Dejad, por Dios bendito, de hacer daño. Os lo ruego.
Parad esas batallas continuas, y el degüello
de tantos inocentes. No os bebáis su sangre,
ni cercenéis sus cuerpos.
Que la vida es sagrada, la del niño primero.
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