(Foto:www.hghoteles.com) |
AMANTE SIDERAL
Ebria de luz la luna, por levante,
se asoma al horizonte de Granada,
mientras la sierra, inmóvil y nevada,
se viste de colores al instante.
Una farola quieta y rutilante,
luciérnaga en mi puerta estacionada,
testigo de mi amor, mira callada
cómo besa la luna mi semblante.
En el quicio del alma yo quisiera,
cual sideral amante, retenerla
para besar su cara con dulzura;
pero la luna es nómada y viajera,
y nunca se detiene. En mi locura,
desolado, me muero por tenerla.