DAME TÚ DE BEBER
Junto al brocal del pozo, y a la espera
de que yo me acercara, polvoriento
estabas del camino, y tan sediento
que me pediste de beber te diera.
Yo me encaré contigo, a la primera,
con insensato y craso atrevimiento;
mas tú con prontitud, sin aspaviento,
me ofreciste del agua verdadera.
Hoy me llego hasta ti necesitado,
de todos y de todo abandonado.
Dame, Señor, del agua que a raudales
brota de tu costado siempre abierto,
que así no tendré sed, ni en el desierto,
y acabarán, por fin, todos mis males.
[Nov. 2017]
Santísimo Cristo del Consuelo. Abadía del Sacro-Monte (Granada) |