AMORES SIDERALES
La luna está enamorada
locamente de un lucero,
que en las noches de verano
la acompaña por el cielo.
De cuando en cuando se observan
unos furtivos destellos,
que se intercambian los dos
cual luminosos “te quiero”.
Es que la luna es coqueta
y es un donjuán el lucero,
que en cada momento sabe
dar el beso e irse luego.
Hay amores siderales,
que duran sólo un momento,
y con frecuencia se exhiben
con resplandores etéreos.