CONTEMPLACIÓN VESPERTINA
La tarde está
plantada
como reina
en el centro del
patio.
Dos gatos ronronean.
No sé si son reproches,
o súplicas de
hambre,
o de amistad
requiebros.
El agua va tejiendo
en el aire,
despacio,
un encaje de sones
y recuerdos.
Un viento leve,
con donaire,
va moviendo las
hojas
de los árboles.
Caracolas de espuma
danzan
suaves
sobre el cristal
del agua.
Una paloma bebe,
sobresaltado vuelo,
varios sorbos de
agua
en el cáliz
de la fuente
abierto.
Yo contemplo,
en silencio,
cómo pasan las
horas,
ligeras como
niebla,
como si ya no hubiera esperas
ni lamentos.