NOTA DE NAVEGACIÓN

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20 de marzo de 2016

ENTR. 17 > POEMAS DEL ESPÍRITU _4: Poemas (8) y reflexiones de Semana Santa..






+.- JUSTIFICACIÓN.

La Semana Santa, y dentro de ella el denominado Triduo Pascual, constituye el marco temporal de los acontecimientos más importantes del año para los cristianos. En ella  celebramos diferentes momentos de la vida de Jesús, que nos afectan de lleno a todos:

·       la entrada de Jesús en Jerusalén, aclamado por la multitud como Mesías Salvador [DOMINGO DE RAMOS];

·       la Última Cena del Señor con los discípulos, en la que nos dejó la Eucaristía: su presencia sacramental [JUEVES SANTO], seguida de la Oración en el Huerto de  los Olivos (Agonía);

·       la Pasión y Muerte del Señor en la Cruz para la salvación de toda la Humanidad, seguida de su entierro en el Santo Sepulcro, y  la consiguiente Soledad de su Madre, la Virgen de Las Angustias” [VIERNES SANTO];

·       la Resurrección del Señor [DOMINGO DE PASCUA Y SU VILIGIA desde el anochecer del Sábado].

De estos acontecimientos  he ido haciéndome eco como aficionado a la poesía y, a la luz del Evangelio, han ido surgiendo estos  poemas. Quieren ser homenaje y plegaria al mismo tiempo al Señor, muerto y resucitado por nosotros, y,  a su Madre, la Virgen María. 
+++.- DOMINGO DE RAMOS.

 EVANGELIO: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!:

 En aquel tiempo, Jesús echó a andar delante, subiendo hacia Jerusalén. Al acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, mandó a dos discípulos, diciéndoles:
— «Id a la aldea de enfrente; al entrar, encontraréis un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. […] Se lo llevaron a Jesús, lo aparejaron con sus mantos y le ayudaron a montar. Según iba avanzando, la gente alfombraba el camino con los mantos.  Y, cuando se acercaba ya la bajada del monte de los Olivos, la masa de los discípulos entusiasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos, por todos los milagros que habían visto, diciendo:
— «¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto.» (Lc 19, 28…)




+*+*.- JUEVES SANTO.


A.- LA ÚLTIMA CENA.

EVANGELIO: Tomad y comed.
El primer día de la fiesta de los panes sin levadura se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: ¿Dónde quieres que te `preparemos la cena de pascua? Él contestó: Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: El maestro dice: Se acerca el momento, y quiero celebrar la cena de pascua en tu casa con mis discípulos. Ellos hicieron lo que Jesús les había mandado y prepararon la cena de pascua.
[…] Mientras cenaban, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a los discípulos, diciendo: Tomad y comed; esto es mi cuerpo.
Tomó luego una copa y, después de dar  gracias, se la dio diciendo: Bebed todos de ella, porque es mi sangre, la sangre de la alianza, que se derrama por todos para el perdón de los pecados. Os digo que ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que lo beba con vosotros, de nuevo, en el reino de mi Padre.
Y después de cantar los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.(Mt 26, 17…)



POEMAS:



1.- ENTREGA INFINITA

En medio de la mesa Tú, sentado.
El pan estaba presto. La impaciencia
transformaba tu rostro. La inconsciencia
en tus amigos. Pronto, triturado

tu corazón y abierto tu costado.
Como en lagar, tu sangre: efervescencia
de amor desparramada. Vehemencia
en tu voz: "Esto es mi Cuerpo, entregado

por todos, y en la copa recogida
mi Sangre". Y te quedaste en esta Mesa,
levantada en la reunión de hermanos:

maná para el desierto de la vida,
alas de luz para esta tierra presa,
alivio para todos tus hermanos.

                                                  




2.- CANTEMOS AL SEÑOR
[Recuerdo del día del Corpus]

Resuena en mis oídos desde niño
la dulce invitación de mis mayores:
“Cantemos al Amor de los Amores”,
paliemos sus pesares con cariño.

Al contemplarte: pan, como el armiño
blanco, redondo sol sin resplandores,
el alma se llenaba de colores
y el corazón saltaba. Hoy constriño

aquellas efusiones infantiles,
sesudo por la edad; pero Te adoro
y Te quiero, mi amor y mi tesoro.

Cristo Sacramentado, soles miles
no alumbran como Tú, ni hay alimento
que como Tú nos sirva de  sustento. 

                                                 



B.- ORACIÓN EN GETSEMANÍ

EVANGELIO: Oración en el Huerto de los Olivos.
Después salió y fue, como de costumbre, al monte de los Olivos. Sus discípulos lo siguieron. Al llegar allí les dijo: Orad para que podáis hacer frente a la prueba. Se alejó de ellos como un tiro de piedra, se arrodilló y  estuvo orando así: Padre, si quieres aleja de mí esta copa de amargura; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Entonces se le apareció un ángel del cielo, que lo estuvo confortando. Pero de la angustia, oraba más intensamente, y le entró un sudor que chorreaba hasta el suelo, como si fueran gotas de sangre. Después de orar, se levantó y fue adonde estaban sus discípulos. Los encontró dormidos, pues estaban rendidos por la tristeza. Entonces les dijo: ¿Cómo es que estáis durmiendo? Levantaos y orad, para que podáis hacer frente a la prueba. (Lc 22, 39...)




POEMAS:



1.- NOCHE EN GETSEMANI.

Todo el pavor anclado en los olivos
del huerto tantas veces visitado
se lanza sobre ti, cual desbocado
corcel de viejos miedos redivivos.

Solo te dejan, del sopor cautivos,
tus amigos y tú te has enfrentado
al cáliz del dolor profetizado
a pecho descubierto. Pensativos

los ángeles te auxilian con premura,
paliando a duras penas tu amargura.
En esta amarga hora desolada

yo quisiera también estar contigo
y aunque por  pobre no te aporte nada
te ofreceré, Señor, mi hombro amigo.

                                                  




2.- AL OLIVO DE LA AGONÍA DE JESÚS.

Viejo olivo, sereno y silencioso,
que en medio de la noche estremecido
estás sintiendo de dolor transido
el cuerpo del Mesías, tembloroso.

Sobre tu tronco áspero y rugoso
reposa su cabeza, y su gemido,
hondo como plegaria, me ha dolido
como hachazo de muerte pavoroso.

Con tus ramas debieras protegerle,
batidas en la noche como espadas,
contra aquellos que vienen a prenderle.

Al menos con el óleo de tu entraña
mitiga sus dolores y sus llagas,
y sécale el sudor con que te baña.

Nada puedo hacer yo, pero quisiera
estar con él, aunque con él muriera.

                                     




+*+*+.- VIERNES SANTO.

EVANGELIO: La muerte de Jesús.
Cuando llegaron al lugar llamado La Calavera, crucificaron allí a Jesús y también a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Después se repartieron sus  vestiduras echándolas a suertes. El pueblo estaba allí mirando: La autoridades, por su parte, se burlaban de Jesús y comentaban: A otros ha salvado, ¡qué se salve a sí  mismo, si es el Mesías de Dios, el elegido!
También los soldados le escarnecían. Se acercaban a él para darle vinagre, y decían: Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.
Habían puesto sobre su cabeza una inscripción, que decía: “Éste es el rey de los judíos”. […] Hacia el mediodía las tinieblas cubrieron toda la región hasta las tres de la tarde. El sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por medio. Entonces Jesús lanzó un grito y dijo: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
Y dicho esto, expiró. El centurión, viendo lo sucedido, alababa a Dios diciendo: Verdaderamente este hombre era justo. (Lc  23, 33-48)

 

POEMAS:



1.- CRUCIFICADO.


Cosido está a la cruz y traspasado.
En cera está su carne convertida.
La muerte le ha ganado la partida,
certera como dardo envenenado.

La locura de amor le ha trastornado
hasta tal  punto que entregó su vida,
por rescatar la humanidad perdida,
hundida en los abismos del pecado.

Espesa está la tarde de negrura,
el viento se ha parado de repente,
mientras la muerte campa impunemente.

La noche borra toda la hermosura;
pero yo sé que tornará la aurora
y Él volverá a la vida a prima hora.

                                                          



EVANGELIO: Mirarán al que traspasaron:
Como era el día de la preparación de las fiesta de pascua, los judíos no querían que los cuerpos quedaran en la cruz  aquel sábado, ya que aquel día se celebraba una fiesta muy solemne. Por eso pidieron a Pilato que ordenara romper las piernas a los crucificados y que los quitaran de la cruz.
Los soldados rompieron las piernas a los que habían sido crucificados con Jesús. Cuando se acercaron a Jesús, se dieron cuenta de que ya había muerto; por eso no le rompieron las piernas. Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza y, al instante, brotó de su costado sangre y agua.(Jn 19, 31…)

 
2.- LA LANZADA.

Con fríos labios la romana lanza,
más allá de la muerte, te ha besado,
y al instante, abierto tu costado,
el agua con la sangre nos alcanza.

Divina mezcla, en  misteriosa alianza,
que restaña las heridas del pasado;
parto feliz de un pueblo renovado,
que marcha hacia horizontes de esperanza.

Yo quisiera – Señor -  meter mi mano
en esa fuente de tu pecho abierto,
y así poder gritar, enardecido,

¡Señor mío y Dios mío!, con acierto.
Luego podré saber si, en el humano
caminar de mi vida, tú has vencido.

                                                      



EVANGELIO: Mujer: ahí tienes a tu hijo.
“Junto a la cruz de  Jesús  estaban su  madre…
Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo
A quien tanto quería, dijo a su madre:  Mujer: ahí tienes a tu hijo.
Después, dijo al discípulo: Ahí tienes a tu Madre.”  (Jn 19,25-27).



POEMA:


DOLOROSA.

La mar hecha dolor está en tus ojos,
inundando tu cara dolorida.
Tu alma hecha pedazos, pero erguida,
contempla de tu Hijo los despojos.

Cosido está a la cruz. Un río de rojos
rubíes a borbotones cada herida
derrama hasta la tierra estremecida,
tiñendo del camino los abrojos.

El dulce parto de la humilde cueva
se ha tornado en desgarro y agonía;
pero esta vez, también, Virgen María,

has dado a luz una criatura nueva:
la Iglesia, que contigo se encamina
a la casa del Padre, peregrina.

                                                        

+*+*+*.- RESURRECCIÓN DEL SEÑOR.




A.- 1er.- DOMINGO DE PASCUA:

EVANGELIO:
Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos. (Jn 20,3-8)



B.- 2º DOMINGO DE PASCUA: LO RECONOCIERON AL PARTIR EL PAN.


EVANGELIO:
Aquel mismo día  iban dos ellos a un pueblo llamado Emaús, que dista de Jerusalén unos once kilómetros. Iban hablando de todos estos sucesos. Mientras hablaban y se hacían preguntas, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos estaban ofuscados y no eran capaces de reconocerlo. […] Al llegar a loa aldea donde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron diciendo: Quédate con nosotros, porque es tarde y está anocheciendo.
Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaba sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero Jesús desapareció de su lado. (Lc, 24,  13-35)



POEMA:



 


RESUCITADO.
No son capaces de reconocerte
mis ojos porque estás  resucitado.
Cristo glorioso; en neuma  transformado;
salido victorioso de la muerte.

Mas te siento cercano; puedo verte
más allá de mis ojos. Tu costado
abierto me cobija. Enamorado,
quisiera ya morirme por tenerte.
¡Cómo enciende mi pecho tu palabra,
cuando, quedo, me hablas al oído
mientras voy caminando por la tarde!
Haz que siempre, Señor, mi puerta te abra,
y que en la mesa de tu pan partido
pueda saciar mi corazón, que arde.