GOLPEA LA MAR
Golpea la mar con ímpetu la roca,
que se viste de espuma en un momento,
y en un beso de seda con el viento
llega el agua volando hasta mi boca.
Tiembla mi corazón y se desboca
que apenas lo retengo, pues presiento
que al agua quiere ir sin miramiento
y fundirse con ella en pasión loca.
No lo voy a dejar porque, insensato,
no sabría regresar luego a mi pecho,
y errante vagaría, roto y maltrecho,
por entre los roquedos de la vida.
Ya lejos de la mar suelto la brida
y el corazón se torna más sensato.
Lejos de la mar, en Capileira (Alpujarra de Granada). |